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Foto del escritorRomi Scheuschner

Espejito, espejito: lo que ya no está y todavía sigue llegando



La verdad que no tengo idea de cómo voy a hacer para explicarte esto. No estudié astronomía, pero el corazón me late cuando escucho estas historias. Asique empiezo por ahí.


Sucedió ayer. Día de navidad. El pernil: ¿lo presentamos entero o ya cortado en la mesa familiar? Tensión. Todo hace pensar que la tercera guerra mundial llegará antes de que termine la navidad. A todo esto, el 24 nos olvidamos de poner esos sanguchitos que tenían que ir primero para no trastocar el buen orden de las cosas (sí, por las dudas ahora no me cuentes del efecto mariposa). Y todavía antes: tetris de mesas y las sillas, por no decir, batalla naval, o campal.


Mientras tanto, en la Guyana francesa también se estaba preparando él: James Webb. 5, 4, 3, 2, 1… Silencio, cola de fuego, y allá iba, al espacio. Por si te perdiste entre las pasas de uva bañadas en chocolate, y todavía no escuchaste hablar de él, sentáte y te cuento (lo que puedo, en mi idioma poco astronómico pero de corazón que late).


James Webb es un telescopio espacial que lanzaron ayer 25/12/21 tras casi veinte años de desarrollo. ¿Su misión? Observar el inicio de las primeras estrellas y galaxias. ¿Cómo? Reflejando en sus espejos que llevan una capa de oro lo que está sucediendo muy lejos, o sea: tan lejos como aquello que se encuentra a 13 mil millones de años luz de distancia. Esto sería casi como viajar en el tiempo para ver lo que sucedía poco después del big bang. ¿Por qué? Porque observando cosas que están a 13 mil millones de años luz de distancia, observaríamos lo que para nosotros sucedió hace 13 mil millones de años, es decir, cuando todavía no existían las garrapiñadas, perdón, las galaxias.


¿Sabías que lo que sucedió hace mucho tiempo atrás en el universo sigue viajando y, por lo tanto, “llegando”? Por ejemplo, la luz de una estrella sigue viajando aún después de apagarse, y por lo tanto la seguiríamos viendo por un tiempo, aunque físicamente no esté más. (Para que puedas hacerte una idea, si la luz del sol tarda 8 minutos en llegar a la tierra. Entonces, si en este instante el sol se apagara, seguiríamos recibiendo su luz por 8 minutos más). Además, dentro del espectro de luz hay sólo una pequeña parte visible para el ojo humano.


En este caso James Webb podrá ver lo que nuestro ojo humano no ve. Un telescopio de calidad depende de la calidad de su espejo. Cuanto más limpio y pulido, mejor refleja. Y en eso nuestra consciencia se parece mucho. Hay cosas que parecen no estar más pero algo de ellas sigue llegando y teniendo efecto aunque en nuestra observación limitada de todos los días ya no las veamos en carne y hueso. Pero quizás, si puliéramos un poco más ese espejo de oro que es nuestra autoconsciencia, veríamos algo que todavía sigue llegando...

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