Hace tiempo que no escuchaba LA pregunta. Ya había pasado un año y medio desde que había vuelto de Italia, donde había vivido durante cuatro años. Antes de eso durante mucho tiempo fue: "¿Y qué vas a hacer, te vas a quedar o vas a volver?" Y todavía antes: "¿Por qué te vas?"
Siempre trataba de tener alguna respuesta pre-armada de ante mano ante la constante "demanda de razones": "me voy por una beca". "Estamos viendo". Una especie de placebo para surfear la ola del momento y calmar las ansiedades, las propias y las ajenas.
Pero esta última vez LA pregunta me agarró un poquito más desprevenida, porque ya había pasado un año y medio desde que había vuelto. Porque ya toda la experiencia en Italia se asemejaba cada vez más a un lejano recuerdo, de esos que uno ya no sabe si lo soñó o qué. Porque ya estaba nuevamente envuelta en la cotidianeidad de Buenos Aires, con todas sus luces y sombras.
Las portavoces de LA pregunta esta vez fueron Dalila y Alicia. Sus nombres riman un poco, pero no se conocen entre sí. Tal vez lo hagan ahora indirectamente a través de estas palabras que escribo. Hace tiempo que no las veía y entre tanto disfrute de volver a charlar con cada una de ellas, asomó ELLA de nuevo, clara y contundente: "¿Y por qué volviste?" Dos veces, en el curso de una semana.
Ambas veces me quedé perpleja por un momento, y entonces súbitamente recurrí a mi viejo archivo de respuestas, ya un tanto polvorientas y oxidadas por el desuso de este último año. "Que la familia, que el trabajo, que la distancia, que los amigos". Respuestas que ya había utilizado en el pasado, y que también habían sido parte de repetidos monólogos interiores. Pasó el momento, y seguimos hablando de otras cosas. Pero yo sabía que ELLA seguía estando. Y por eso hoy escribo, para tomarme un café a solas con ELLA. Nos lo debíamos.
"¿Y por qué volviste?" Tomo una inhalación profunda. La miro a los ojos y le digo: "No sé por qué volví". ELLA sostiene mi mirada, compasivamente, con calma. Siento como si me abrazara. Me doy el espacio y sigo respirando. "No sé por qué volví. Dejé un lugar que hubiera elegido para vivir, para volver a un lugar que "sólo" me eligió por nacimiento y que a veces se me presenta como algo más tormentoso. Dejé cosas que me costaron mucho ganar en un lugar donde había llegado como extranjera. Y me fui cuando empezaba a sentirme parte. Y hoy no sé "por qué" lo hice. No tengo "razones racionales". No lo sé. ¿Invalida eso la decisión inicial? No. Fue una decisión tomada con consciencia y entrega, y lo volvería a hacer".
Aún así, hoy no sé por qué volví y estoy bien con eso. A veces ciertas razones se aclaran con el tiempo. A veces al principio sólo existe un "no sé por qué estoy acá, pero sé que hoy tengo que estar acá". A veces hay que volver a casa para después volver a partir con la mochila más liviana. Hay ciertas cosas que no se pueden re-configurar a distancia. A veces, no se trata de si estoy acá o allá, sino de ese misterioso "entremedio".
Alcé la vista y ELLA ya no estaba. La volveré a ver. But not yet. 🌷
Comments